El calentamiento global ha llevado al planeta a un preocupante estado de emergencia climática. En respuesta a esto, en el año 2020, los líderes del continente europeo aprobaron el “Pacto Verde Europeo” como una estrategia para reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55%. Esta medida forma parte de las acciones destinadas a detener y abordar el acelerado proceso de cambio climático.
Esta iniciativa, de carácter vinculante, abarca un conjunto de políticas destinadas a situar a la Unión Europea (UE) en el camino hacia una transición ecológica. El objetivo es lograr la neutralidad climática para el año 2050, abordando diversos ámbitos como el clima, el medio ambiente, la energía, el transporte, la industria, la agricultura y las finanzas sostenibles, todos ellos estrechamente interconectados.
Consciente del estado actual del planeta, la Unión Europea está guiando a la industria hacia un proceso de transición hacia la neutralidad climática, basado en los principios de sostenibilidad, circularidad y protección del medio ambiente.
En este contexto, la industria turística se erige como un sector productivo clave en la transición ecológica, puesto que, actualmente, contribuye de manera significativa al Producto Interno Bruto (PIB) mundial, pero al mismo tiempo impacta en la conservación del patrimonio cultural, el medio ambiente, el mercado laboral y la infraestructura.
En ese sentido, la Organización Mundial del Turismo (OMT) se ha comprometido a impulsar el avance hacia un turismo de bajas emisiones como parte de las estrategias a implementar. El camino es extenso pero indispensable, dado que la actividad turística genera externalidades negativas, tales como la emisión de huella de carbono, la generación de residuos y el elevado consumo de energía.
Para lograrlo, es fundamental que tanto los operadores turísticos y MiPymes adopten de manera permanente y sistemática diversas estrategias sostenibles, como el fomento del reciclaje, la promoción de la reutilización, el impulso de los mercados locales y la adopción de energías limpias, entre otras medidas. Estas acciones están estrechamente vinculadas con un enfoque de educación ambiental y la aplicación de normativas locales orientadas hacia prácticas ecológicas y circulares.
En definitiva, la actividad turística desempeña un papel crucial en el proceso de transición ecológica y se enfrenta a una importante oportunidad y desafío de transformación frente a la amenaza que representa la posible pérdida de sus tesoros más preciados: el patrimonio natural y cultural. Por esta razón, tanto el Pacto Verde Europeo como el Turismo Sostenible están estableciendo la dirección global ante la emergencia y el riesgo climático.